jueves, 10 de junio de 2010

¿Por qué escribe La Ratona Viajera?

Un ratón es un ser pequeño, que mide alrededor de 8 centímetros (sin la cola) y que se distribuye ampliamente en el mundo; viaja con facilidad por todos los medios creados por los humanos, cabe en espacios pequeños, no es quisquilloso para comer y se acomoda a las circunstancias. Conocen también los "huequitos", esos lugares que no suelen estar en las guías famosas de viajes pero donde se puede comer, comprar algo bueno y bonito o conocer como experiencia simpática. Vive con otros miembros de la especie, asociándose para viajar o para leer agradablemente instalados en una biblioteca. Si alguien destruye el contenido de esta, es más probable que se trate de un humano o una polilla; a veces, los ratones hacen crítica literaria y se llevan trozos de papel indignos de la imprenta (bueno, a veces pueden cometer errores o discrepar fuertemente con los gustos de los poseedores iniciales de los libros). Por estas características, los ratones son observadores privilegiados de diversos destinos y pueden acceder al anecdotario humano en diferentes lugares del mundo. La Ratona Viajera, fiel a su especie, quiere compartir algunos datos de su ciudad y anécdotas de algunos de sus viajes, físicos o hechos a través de los libros ... y si alguien se anima a compartir sus propias vivencias, consejos o historias, será bienvenido dentro de la comunidad de viajeros. Un abrazo para todos, y a partir con el viento, las olas, la tierra o la imaginación.

1 comentario:

  1. Otro lugar rico para comer, no muy caro y que ayuda a una buena causa es el restaurante "L'Eau Vive" (El Agua Viva). Está situado en el corazón de Lima, en la calle Ucayali 370, frente al Palacio de Torre Tagle y a media cuadra de la iglesia de San Pedro. Regentado por monjas de una orden misionera de origen francés y con presencia de muchas madres de diferentes zonas francófonas y también peruanas, ofrece en su acogedora casona un restaurante con una zona de menú (que puede costar unos 12 soles, al cambio actual menos de 4 dólares) y otra de cocina de estilo francés (¡sensacional!) a precios módicos comparándolos con otros del mismo estilo, donde un almuerzo puede costar entre 40 y 50 soles (poco más de 15 dólares). Los fondos obtenidos sirven para costear la actividad misionera de la orden. A las tres de la tarde reparten unas hojitas para invitarnos a seguirlas en el canto del Ave María en francés. Una dulce oración en una lengua dulce, luego de un rico almuerzo y la consciencia de haber apoyado a una obra de bien. Vive la France¡

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